En la compleja danza de la vida, a menudo escuchamos la expresión «Solo fue suerte». Pero, ¿Qué significa realmente la suerte? ¿Es un evento fortuito e inesperado que se precipita en nuestra vida sin previo aviso? O, ¿es algo más que eso? En esta era de incertidumbre, donde cada día nos presenta nuevas oportunidades, quiero desentrañar el enigma de la suerte y ofrecer una perspectiva que quizás no habías considerado.
La suerte es, en su esencia, estar preparado cuando la oportunidad se presenta. No es una casualidad, no es un acto divino, sino más bien el fruto del trabajo duro y la preparación constante. Aquellos que han triunfado en la vida no lo han hecho únicamente por casualidad, sino a través de un esfuerzo dedicado y una firme determinación.
La oportunidad no toca dos veces a la misma puerta
Toda oportunidad que se cruza en nuestro camino es un umbral, una puerta que puede llevarnos a nuevas alturas o a un lugar de estancamiento. Estar preparado para cruzar esa puerta requiere años de esfuerzo, aprendizaje y superación personal. Cada habilidad que adquirimos, cada lección que aprendemos y cada obstáculo que superamos nos acerca un paso más a ese momento canon, a ese punto de inflexión en nuestras vidas.
La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad.
Séneca
Es importante entender que la suerte no existe en un vacío. No somos marionetas del destino, sino arquitectos de nuestro propio camino. Cada día que nos esforzamos en mejorar a nosotros mismos, estamos forjando un futuro en el que las oportunidades florecen. Cada obstáculo que superamos y cada fracaso que enfrentamos nos moldean en individuos más fuertes y resistentes.
La competencia más feroz que jamás enfrentaremos es contra nosotros mismos. Nuestros propios límites y dudas son a menudo los obstáculos más desafiantes que superamos. En cada pequeño logro, en cada avance, nos preparamos para el momento en que la oportunidad tocará a nuestra puerta.
La suerte, entonces, no es un acto caprichoso del destino. Es el resultado de la perseverancia, el aprendizaje constante y la dedicación incansable a forjar un camino hacia el éxito. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de crear su propia suerte, no a través de la esperanza pasiva, sino a través de la acción determinada.
Así que, la próxima vez que escuches a alguien decir «Solo fue suerte», recuerda que detrás de esa aparente casualidad hay años de preparación, esfuerzo y lucha. La suerte es el producto del trabajo duro y la determinación. Así que si no has iniciado comienza a formarte, invierte en ti en tu proyecto de vida para que cuando la oportunidad golpee tu puerta estés seguro que no fue solo suerte.